Hoy
se han reunido las tres katanas más destacadas de la literatura
española del Japón feudal y han respondido a una batería de
preguntas. Esta entrevista se publicará en un futuro cercano en la
web Hislibris con el extra del friki-test marca de la casa. Por
ahora, sirva la entrevista en sí para disfrute de los muchos
lectores de estos tres ronin, tres plumas fuera de la ley: Sergio
Vega, Carlos Bassas y David B. Gil.
PARA SERGIO: ¿Cómo se presentaría Sergio Vega a sus lectores? ¿Por qué Japón?
Me
presentaría con enorme respeto, como un lector interesado en las
buenas historias y un ilusionado aprendiz de narrador.
Japón
porque existe un vínculo que nos une, un poso de latir ancestral
compartido que no atiende a explicaciones racionales.
Soy un escritor que navega entre dos géneros, la novela negra y la de aventuras y misterio ambientada en el Japón de principios del s. XVII; de vez en cuando, además, me dedico a escribir historias para el cine.
PARA DAVID: A ti paso de preguntarte que ya tienes tu entrevista propia, abusón.
PARA LOS 3 ¿Cómo llegó a formarse este grupo de tres samuráis fuera de la ley?
SERGIO:
Yo primero conocí a David, que contactó conmigo por redes al
descubrir que había otro loco español que hablaba de katanas y
honores en el Japón feudal. Con Carlos fue en la presentación de
una de sus novelas negras en Madrid.
DAVID:
Yo
descubrí a Sergio Vega a través de Las
Piedras de Chihaya.
Me sorprendió que otro autor español hubiera escrito una novela
histórica de ambientación 100% japonesa, y tras leer el primer
volumen de su trilogía, pude comprobar que el tipo había puesto el
alma en lo que había escrito. Sabía, porque lo había sufrido en
mis propias carnes, la magnitud del trabajo que había hecho, y sentí
la necesidad de entablar contacto con él, compartir experiencias y
opiniones. Me sorprendió que fuera un tipo tan reservado, que
intentaba casi ocultarse detrás de su obra; lamentablemente para él
(y afortunadamente para los lectores), es imposible que una trilogía
como Las
piedras de Chihaya
pase desapercibida, y el público fascinado por Japón ha ido
descubriéndole a él y a su obra poco a poco.
A
Carlos lo conocí algo más tarde, en Granada, si no recuerdo mal, y
el motivo fue similar: «¿otro tarado escribiendo sobre Japón?
¡Tengo que conocerle!». Lo más divertido es que somos tres autores
muy diferentes, nuestras «historias japonesas» tienen
aproximaciones distintas, pero el lector identifica en los tres una
devoción y un profundo respeto por la cultura sobre la que
escribimos. Es increíble cómo una misma pasión haya coincidido en
tres autores de una misma generación dando lugar a obras tan
diferentes.
CARLOS:
Primero fue como lector. Los había
leído a los dos y los kami
me quisieron reunir con uno y con otro en
distintos eventos literarios. Con David, si mal no recuerdo —aunque
ya habíamos hablado a través de las redes, como con Sergio— fue
en una edición de Granada Noir; con Sergio fue en una Feria del
Libro de Madrid. Con Sergio, además, daba la casualidad de que
habíamos compartido editorial. Después nos hemos ido viendo en
distintas ocasiones, juntos o por separado, y mantenemos un contacto
fluido a través de (espero que esto no fuera un secreto
inconfesable) un chat común en el que a veces nos lamemos las
heridas y otras nos envidiamos, eso sí, todo con una corrección de
lo más pulcra. Mientras asuman que el único de los tres que
realmente sabe escribir soy yo, no habrá problemas.
Os
puedo contar que he tratado de que sea amena, desprovista de adornos
narrativos que desvirtuaran una historia de acción de tintes
tenebrosos, donde se plantea el eterno dilema entre el deber y la
ética personal.
La
conciencia colectiva del antiguo Japón que aparece, que mezclaba la
realidad mundana con el universo de los espíritus y las fuerzas
sobrenaturales, también ha estado muy presente en el proceso
creativo, puesto que ha sido un camino de extraños episodios. Desde
perder el texto original y verme obligado a reescribir la novela, a
retrasar un año la publicación por decenas de extraños sucesos. Y
es que los fantasmas son muy juguetones.
Se van a encontrar una obra, en apariencia, más historicista que El guerrero a la sombra del cerezo, pues es un relato más apegado a los acontecimientos de su momento histórico. Pero a medida que el lector avance en la lectura comenzará a encontrar las similitudes con mis anteriores novelas: una historia de aventuras e investigación con una gran vocación por recrear fielmente el costumbrismo de la época, y que pretende funcionar a un segundo nivel como reflexión sobre algunas de las inquietudes que arrastro como autor.
PARA CARLOS: ¿Cómo presentarías a los lectores tu saga de Aki? ¿Esperabas que su tercera entrega te aupase a la final de los premios Hislibris? Significa que al menos has sido el cuarto autor más votado por los usuarios de esta web…
Aki es una saga de aventuras y misterio con ciertos toques sobrenaturales ambientada en el Japón de los inicios de la época Tokugawa. Tiene elementos de aventura, de misterio, de novela histórica (procuró siempre que todo lo que aparece en la novela sea lo más documentado posible, desde la comida a la vestimenta, las costumbres, las leyes que imperaban en el momento, etc.) y está concebida para que pueda enganchar tanto a niños como a adolescentes o adultos.
En cuanto a lo del premio, pues ha sido una sorpresa. Y un honor, porque el nivel de exigencia en cuanto a la calidad de la gente que forma parte de Hislibris es muy alto.
PARA CARLOS: Novela negra, novela de samuráis… ¿es muy difícil cambiar cada obra de estilo y ambientación?
No es tan difícil como parece. El estilo de unas y de otras es bastante distinto, con tendencia a serlo cada vez más. Cuando escribo novela negra uso un lenguaje diferente y una forma de narrar, de estructurar, de construir muy alejada de las novelas de Aki, aunque, con el tiempo me he dado cuenta de que quizás mi parte más noir ha influido algo en la saga japonesa; no me refiero tanto en el estilo –ambos siguen muy alejados el uno del otro, y así debe ser, creo—, sino en la mirada, en la oscuridad que se va adueñando poco a poco de las venturas de Aki. Donde sí que se produjo una simbiosis mayor entre mi forma de escribir novela negra y novela de aventuras japonesa fue en la novela corta “La puerta Sakurada”, editada por Ronin Literario; ahí el lector encontrará un estilo más propio de mi novela negra con el chanbara.
PARA SERGIO: ¿Qué fue para ti escribir las Piedras de Chihaya?
Un
reto, un recordatorio, un aprendizaje. Siempre digo que algún día
me gustaría leer esas novelas, volver a escuchar la voz interior que
durante siete años me pidió revelar sus ecos por escrito. Espero
con paciencia el momento adecuado.
SERGIO:
Tengo
dos novelas empezadas, otras que me asedian pidiendo cobrar vida y
también una novela negra pendiente de revisión. Para ser sincero,
estoy aguardando para ver qué ocurre con El
Fantasma de los Nanjō.
Eso condicionará mi siguiente paso, pues la segunda parte ya está
en mi cabeza y la escribiría si a alguien le interesa saber más de
mi fantasma. Si no tiene buena acogida, es probable que abandone todo
y me sumerja en una nueva historia medieval japonesa que me llevaría
unos cuantos años…
CARLOS:
Yo estoy con la promoción de mi nueva novela negra, ‘Soledad’,
mientras los ecos de la anterior, ‘Justo’, nominada al Hammett de
la Semana Negra de Gijón, aún colean. Por si todo esto fuera poco,
‘El
samurái errante’, la última de las aventuras de Aki por el
momento, me ha proporcionado una de esas alegrías inesperadas, y es
que me nominen a Mejor Autor de Novela Historica a los premios
Hislibris, así que, en estos momentos, mi nivel de locura es máximo.
A esto súmale que estoy acabando una nueva novela de misterio
ambientada en la Barcelona de 1843 y empezando una nueva novela negra
más intimista… Para encerrar.
SERGIO:
Danjuro, por supuesto. Ja, ja.
DAVID:
Difícil de decir, porque son tres samuráis de épocas y
extracciones distintas. En cualquier caso, son tres hombres de honor,
y creo que tendrían más motivos para trabar amistad que para
batirse en duelo.
CARLOS:
Esta es sencilla: Miyamoto no, porque evitaría pelear. Quizás
deberíamos plantearnos otra situación: ¿quién ganaría en un
duelo a chupitos de sake?
SERGIO:
David. Tiene más práctica con el fuet.
DAVID:
Ahí no tengo dudas: un servidor. Soy el único
con experiencia previa en el fuetjitsu, un embutido letal en mis
manos, como ya demostré en la presentación malagueña de El
guerrero a la sombra del cerezo.
CARLOS:
David presume mucho de su habilidad con
el manejo del fuet, pero no es consciente de que yo, como catalán,
aprendí hace mucho tiempo, en mi más tierna infancia, a devorar
semejante manjar, de modo que, antes de que tuviera tiempo de
descender su golpe con él, se encontraría desarmado. Creo que en
caso de combate real, quien más en forma está con diferencia es
sensei Vega;
yo he dejado cada vez más de lado la práctica del jiujitsu y del
bujutsu, aunque sigo practicando iaido, es mi disciplina favorita y
no quiero perderla.
Y hasta aquí la entrevista. Muchas gracias a los tres ronin por su interés y por
sus respuestas. Los frikis-test correspondientes se publicarán próximamente
en exclusiva con la entrevista en la web Hislibris.
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