Adrian
Goldsworthy es bien conocido entre los aficionados a la historia
de Roma y su mundo militar, autor de varias obras de gran éxito
entre el público y la crítica entre las que destacan El
ejército romano, Grandes
generales del ejército romano, La
caída del Imperio romano y las biografías de César
y Augusto.
A simple vista el lector podría pensar que estamos ante un ensayo
histórico sobre uno de las fuertes más importantes en la defensa de
la Britania romana.
Pero... no. Nos hallamos ante su segunda
incursión en el mundo de la novela histórica tras su Soldados
de honor -dedicado a los casacas rojas en la Guerra de
Independiencia española, un tema muy alejado a su especialidad pero
muy cercano por lo british del mismo- y primera en la temática
romana.
Aunque he leído casi
todos sus ensayos no puedo decir lo mismo de la primera novela, así
que esta ha sido mi acercamiento a su vertiente como narrador. En
Vindolanda tenemos como protagonista al centurión Flavio
Ferox, al mando del pequeño fuerte de Siracusa -vecino del de
Vindolanda-, un hombre cuya familia luchó contra los romanos para
después pasar a sus filas y ganar la ciudadanía, siendo él mismo
un príncipe del pueblo britano de los siluros. La legión es la
única vida que conoce tras largos años de servicio pero los
recuerdos de su niñez y de su tierra también afluyen en multitud de
ocasiones, siendo un hombre atrapado entre dos mundos: el romano y el
de los britanos, unos que desean unirse a Roma y otros, rechazarla.
Y
es que corre el rumor de un nuevo druida que está predicando la
ruina de los romanos y reuniendo seguidores de cualquier tribu que
deseen sacudirse el yugo de Roma a sangre y fuego. Ambientada en los
primeros años del reinado de Trajano, cuando este aun siquiera ha
entrado en Roma y se mantiene en Germania, la amenaza debe ser
contenida para que la reputación del nuevo emperador no se vea
manchada por una derrota. Pronto Ferox se percatará que esta amenaza
es mucho más peligrosa de lo que los oficiales superiores creen,
pudiendo incluso alguno de los estar implicado. Su lealtad llegará a
ser puesta a prueba. ¿Mantendrá su juramento a las legiones o
empuñará las armas para liberar sus tierras?
En sus 400 páginas
Goldsworthy se revela un narrador competente en el género de novela
militar de romanos, con un gran sentido de la aventura, el ritmo y la
acción, aunque la prosa adolece a veces de repetitiva -te encuentras
muchas veces dos o tres veces seguidas los mismos términos en muchas
ocasiones- y tiene un inicio algo confuso con la profusión del uso
de “comas” en los primeros capítulos, asunto que no sé si será
de la traducción o del escritor (me inclino más a lo segundo, pero
bueno). La novela no muestra nada nuevo, ni es sobresaliente y quizás
puede que ni notable, pero tiene un aprobado alto sin muchos
problemas; no va a revolucionar el género, pero está escrita por un
experto y es muy agradable de leer, yendo de menos a más conforme
pasan las páginas. Un entretenimiento perfecto para el que busque
evasión y aventuras con un buen personaje principal e incluso una
galería de conseguidos secundarios.
Por lo tanto, una novela
más que correcta y muy superior a otras muchas del mismo tipo -ya
sabéis: de legionarios dando espadazos y tal-, que quizás tenga más
relumbrón por el nombre de su autor pero que no por eso está exenta
de calidad, aunque también haya espacio para la mejora. Si siempre
hay que seguir a Goldsworthy como historiador ahora habrá que estar
también pendiente a su faceta como novelista.
Título: Vindolanda
Autor: Adrian Goldsworthy
Editorial: Pàmies (2018)
Páginas: 416
Autor: Adrian Goldsworthy
Editorial: Pàmies (2018)
Páginas: 416
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