Para
empezar diré que no reseño aquí un libro que particularmente me
haya impactado o gustado. Simplemente, es el último que he leído.
Lo vi en un stand de liquidación en un centro comercial y me dije: “Hum, 6 euros por un libro de tapa dura… y sobre temática visigoda…. hum, venga, a la saca”.
Lo vi en un stand de liquidación en un centro comercial y me dije: “Hum, 6 euros por un libro de tapa dura… y sobre temática visigoda…. hum, venga, a la saca”.
“En
el año 470, Wulfric – uno de los más notables guerreros
visigodos- es enviado a Hispania por el rey Eurico con la misión de
aclarar unos misteriosos sucesos que obstaculizan los planes del
monarca para ocupar toda la antigua provincia romana: desde hace
meses desaparecen jóvenes sin dejar rastro, y la población culpa a
los pocos visigodos asentados en Hispania de haberlos secuestrado;
incluso se rumorea que estos jóvenes son utilizados en ceremonias
demoníacas y rituales de canibalismo.”
Lo leí en tres o cuatro días durante los que me entretuvo… y poco más puedo decir.
Wulfric-el protagonista- va acompañado por un soldado de la guardia de Eurico llamado Sigebert, y ambos dos parecen unos “Asterix y Obelix” o unos “Bud Spencer y Terence Hill” a la visigoda. Sigebert sólo piensa en comer, dar maporros y yacer con mujeres, mientras que Wulfric es el noble enamoradizo de recto carácter que se encuentra metido en los embrollos sin quererlo del todo.
Además
ambos son imanes para las mujeres pues raro es el lugar que visiten
donde alguno no acabe en la cama con alguna atractiva señorita,
encuentros que nos son narrados con bastante detalle. Personajes
arquetípicos y no muy creíbles, aunque la historia de Wulfric como
héroe de los campos Catalaunicos me gustó.
La
ambientación si la veo más conseguida, dándole una gran
importancia a la cocina –ya que los protagonistas son dos buenos
comensales- salpicando el libro aquí y allá con guisos y viandas
extraídos de recetarios romanos o alto-medievales, contándonos
muchas veces incluso la elaboración del susodicho manjar.
Vemos
también la decadencia de las ciudades de Hispania, el problema de
los bagaudas y la debilidad del Imperio Romano. Además tenemos
una persecución por las calles y el acueducto de Segovia bastante
entretenida.
Con
respecto a la trama de los secuestros diré que no es demasiado
complicada ni enrevesada, lo que parece es lo que es, sin giros
argumentales ni dobles finales. Una conspiración, unos malos y unos
buenos que con ayuda de unos y otros acaban desbaratándola.
Más
que una novela histórica en sí –pues no nos narra ningún hecho
histórico en particular, sino las aventuras de unos personajes en un
contexto histórico determinado- más bien parece una novela de
aventuras con unas gotitas de Conan, otra pizca de novelas de
detectives, algo de picante con las escenas de cama, todo removido y
servido sobre un fondo de ambientación hispano-visigoda con un buen
toque de religión.
Y
es que según su autor, en esta novela hace “una defensa de la
tolerancia religiosa y de respeto al extranjero”, según él
mismo sostiene, en De buitres y lobos, su tercer libro de género
histórico. “Este libro plantea la lucha de poder entre los
visigodos -los lobos- y la Iglesia -los buitres”.
Arrianismo
y cristianismo, herejes, sectarios y fanáticos se mezclan en la
novela para tratar de mostrar al lector el marco religioso de la
sociedad de finales del siglo V e.c., mostrándonos unos visigodos
insultados por el pueblo debido a sus creencias arrianas –herejes
para los cristianos-, y a una Iglesia católica que ahonda en ese
odio entre el pueblo para no perder poder e influencia entre ellos.
Hay pues crítica a la Iglesia por su abandono de lo espiritual para
aferrarse a lo temporal, y algún debate religioso entre los
personajes pero nunca sin ahondar demasiado.
Así
pues… ¿merece la pena su lectura?
Si
buscáis algo de evasión y entretenimiento y estáis dispuestos a no
leer continuamente con la ceja levantada podría valeros –aunque
evidentemente siempre habrá otros muchos mejores que leer. Lo más
importante y que más me llamó la atención es la ambientación
elegida, sobre la que tan pocas novelas hay –que yo sepa- y es por
ello que al menos alguno particularmente interesado pueda darle una
oportunidad, siempre sabiendo que tiene entre manos una novela de
entretenimiento, muy alejada de las grandes novelas del género.
Yo
por mi parte, diré que a un libro en tapa dura por 5.95 euros no le
suelo pedir más y pese a todas sus carencias y clichés, me tuvo
entretenido durante unos días y como no creo que la intención del
autor fuese otra parece que finalmente Wulfric y Sigebert cumplieron
con su misión.
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