martes, 29 de julio de 2008

Para empezar diré que no reseño aquí un libro que particularmente me haya impactado o gustado. Simplemente, es el último que he leído.
Lo vi en un stand de liquidación en un centro comercial y me dije: “Hum, 6 euros por un libro de tapa dura… y sobre temática visigoda…. hum, venga, a la saca”.

En el año 470, Wulfric – uno de los más notables guerreros visigodos- es enviado a Hispania por el rey Eurico con la misión de aclarar unos misteriosos sucesos que obstaculizan los planes del monarca para ocupar toda la antigua provincia romana: desde hace meses desaparecen jóvenes sin dejar rastro, y la población culpa a los pocos visigodos asentados en Hispania de haberlos secuestrado; incluso se rumorea que estos jóvenes son utilizados en ceremonias demoníacas y rituales de canibalismo.

Lo leí en tres o cuatro días durante los que me entretuvo… y poco más puedo decir.

Wulfric-el protagonista- va acompañado por un soldado de la guardia de Eurico llamado Sigebert, y ambos dos parecen unos “Asterix y Obelix” o unos “Bud Spencer y Terence Hill” a la visigoda. Sigebert sólo piensa en comer, dar maporros y yacer con mujeres, mientras que Wulfric es el noble enamoradizo de recto carácter que se encuentra metido en los embrollos sin quererlo del todo.
Además ambos son imanes para las mujeres pues raro es el lugar que visiten donde alguno no acabe en la cama con alguna atractiva señorita, encuentros que nos son narrados con bastante detalle. Personajes arquetípicos y no muy creíbles, aunque la historia de Wulfric como héroe de los campos Catalaunicos me gustó.

La ambientación si la veo más conseguida, dándole una gran importancia a la cocina –ya que los protagonistas son dos buenos comensales- salpicando el libro aquí y allá con guisos y viandas extraídos de recetarios romanos o alto-medievales, contándonos muchas veces incluso la elaboración del susodicho manjar.

Vemos también la decadencia de las ciudades de Hispania, el problema de los bagaudas y la debilidad del Imperio Romano. Además tenemos una persecución por las calles y el acueducto de Segovia bastante entretenida.

Con respecto a la trama de los secuestros diré que no es demasiado complicada ni enrevesada, lo que parece es lo que es, sin giros argumentales ni dobles finales. Una conspiración, unos malos y unos buenos que con ayuda de unos y otros acaban desbaratándola.

Más que una novela histórica en sí –pues no nos narra ningún hecho histórico en particular, sino las aventuras de unos personajes en un contexto histórico determinado- más bien parece una novela de aventuras con unas gotitas de Conan, otra pizca de novelas de detectives, algo de picante con las escenas de cama, todo removido y servido sobre un fondo de ambientación hispano-visigoda con un buen toque de religión.

Y es que según su autor, en esta novela hace “una defensa de la tolerancia religiosa y de respeto al extranjero”, según él mismo sostiene, en De buitres y lobos, su tercer libro de género histórico. “Este libro plantea la lucha de poder entre los visigodos -los lobos- y la Iglesia -los buitres”.

Arrianismo y cristianismo, herejes, sectarios y fanáticos se mezclan en la novela para tratar de mostrar al lector el marco religioso de la sociedad de finales del siglo V e.c., mostrándonos unos visigodos insultados por el pueblo debido a sus creencias arrianas –herejes para los cristianos-, y a una Iglesia católica que ahonda en ese odio entre el pueblo para no perder poder e influencia entre ellos. Hay pues crítica a la Iglesia por su abandono de lo espiritual para aferrarse a lo temporal, y algún debate religioso entre los personajes pero nunca sin ahondar demasiado.

Así pues… ¿merece la pena su lectura?

Si buscáis algo de evasión y entretenimiento y estáis dispuestos a no leer continuamente con la ceja levantada podría valeros –aunque evidentemente siempre habrá otros muchos mejores que leer. Lo más importante y que más me llamó la atención es la ambientación elegida, sobre la que tan pocas novelas hay –que yo sepa- y es por ello que al menos alguno particularmente interesado pueda darle una oportunidad, siempre sabiendo que tiene entre manos una novela de entretenimiento, muy alejada de las grandes novelas del género.

Yo por mi parte, diré que a un libro en tapa dura por 5.95 euros no le suelo pedir más y pese a todas sus carencias y clichés, me tuvo entretenido durante unos días y como no creo que la intención del autor fuese otra parece que finalmente Wulfric y Sigebert cumplieron con su misión.

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