Sus
creadores son Andrés Díaz al guión y Carlos Jiménez en el dibujo,
con portada de Miguel Jiménez, los cuales han participado en
diferentes revistas de aficionados como “Sangre y Acero” o
“Crónicas de Acero”, y juntos ganaron el segundo premio en el
Certamen de Cómics Bárbaros de Planeta de Agostini (1999). Andrés
Díaz ha visto varias novelas de corte fantástico como , “Los
guerreros sin rostro” (2003) y “El camino del acero” (2006), y
Carlos Jiménez ha expuesto su obra en certámenes y ha ganado
premios de cómic y fanedición.
Andrés Díaz se declara además un apasionado de la antigüedad griega; en sus propias palabras:
“Desde
luego que me atrae la Antigüedad. Me parece una época fascinante.
Grecia es en realidad la cuna de nuestra cultura, es un mundo que dio
a luz conceptos como la Filosofía, mediante la cual el hombre usó
la lógica y la razón para entender el universo y despegarse así de
los mitos divinos, creando así, tal vez, el germen de la ciencia. Y
sin embargo, también tenían un panteón de dioses rico y
maravilloso. También aparecieron formas de gobierno revolucionarias,
como la democracia (aunque bastante más descarnada que la nuestra) y
la política a veces se convirtió en un arte mediante la oratoria.
El hombre se convirtió en un ser mucho más libre e independiente,
con un amplio poder de decisión personal, mayor que en la mayor
parte de la tierra en su época. En su apogeo, Grecia fue una cultura
cuyo centro era el hombre y buscaba el éxtasis y el placer de
pertenecer a la raza humana. Baste decir que incluso en Esparta los
líderes militares debían consultar en asambleas las decisiones con
los soldados, no había sólo que ordenar, sino también convencer.
Grecia fue una revolución cultural y estética que conquistó a
millones de hombres en su tiempo y también después (Alejandro Magno
y Roma transmitieron mucho de esta cultura por todo el orbe). Esta
brillantez intelectual convive con una fuerte carga épica, ya que
los griegos también creían en el honor y amaban sus ciudades y su
condición de griegos hasta el punto de defenderla contra un gran
gigante como Persia. Han pasado miles y miles de años y aún hoy
utilizamos palabras griegas e incluso conceptos griegos en medicina,
psicología, artes de todo tipo, ciencias, ingenierías y en general
en todos los ámbitos de nuestra vida, sin saberlo nosotros. Seguimos
celebrando Juegos Olímpicos. Platón o Aristóteles fueron
estudiados por monjes cristianos y filósofos judíos y musulmanes.
Aún hoy se estudian en nuestras escuelas. Homero nunca dejará de
editarse y todavía nos siguen emocionando las películas que tratan
sobre las Termópilas o Salamina. ¿Qué cultura de la época antigua
tiene tal poder de seducción?”
Aun
después de leer estas palabras seguro que más de uno ha pensado lo
siguiente al ver el título de la reseña:
“Bah,
mira que son aprovechados estos autores y siguiendo la moda nos
endiñan un cómic con un aguerrido espartano como protagonista.”
Nada
más lejos de la realidad, pues este cómic fue publicado en el 2004,
aunque bien es cierto que fe lanzado de nuevo al mercado el año
pasado para engancharse al éxito imparable de 300. Estamos ante un
sólo número de 50 páginas en blanco y negro, por lo que podéis
leerlo en un rato.
Ahora
bien… ¿merece la pena perder ese rato(y los 5 euros que cuesta el
cómic)?
Vamos a ver…
Vamos a ver…
“…Recuerdo…
Recuerdo aquella historia…Una más de las que conforman el tapiz de
mi vida. Esa noche me encontraba en un bosque lacedemonio. Esa noche
aprendí cómo la vida de un espartano se escribe con sangre y con
gloria…”
Esas
son las palabras que un misterioso hoplita espartano deja escapar más
allá del valladar de sus dientes a un triste poeta, una fría noche
junto a las llamas de una hoguera. En el transcurso de la noche, el
hoplita espartano narrará una leyenda que cambiará la vida del
cantor. En el relato se mezcla la aventura con el heroísmo épico,
así como la Fantasía, representada en forma de dioses y demonios,
al estilo de las fábulas griegas mitológicas. y es que la historia
que nos cuenta bebe de ciertas tradiciones mitológicas sin
adscribirse e a ninguna en particular. No nos narra pues un hecho
histórico llevado al comic como la batalla de las Termópilas en
300. Casi podríamos decir que está más cercano al género
fantástico que al histórico, hablándonos más bien de un pasado
legendario-mítico poblado por dioses, monstruos y toda clase seres
que conviven con la magia y el poder de la voluntad de los dioses que
moran en el alto Olimpo.
Como el propio autor del guión confiesa, es un gran fan del bárbaro Conan, tanto en viñetas como de los libros salidos de la mente de Robert Howard.
El
final puede provocar una sonrisa cómplice a más de uno, pasando por
un pasmo o la risa floja (por que al que tenga alguna idea de
historia de la antigua Grecia el anacronismo le saltará a la vista).
Como ya digo, debe ser tomado como lo que es: un cómic basado en la
mitología griega con algunas leves gotas de historia.
El
dibujo en si se hace raro al principio, muy basto y sucio quizás, en
un blanco y negro algo pobre, aunque tiene algo que llama la atención
y no sabes que es. Sin embargo la historia es entretenida y pronto
uno seda cuenta que el dibujo la acompaña bien, teniendo algunas
escenas de acción bastante curiosas, dibujadas al estilo de las
cerámicas griegas y otras obras de arte de la Grecia antigua.
Lo
dicho, para pasar un buen rato si os gustan los cómics de aventuras
al más puro estilo Conan.
Podéis leer esta reseña y sus comentarios en Hislibris.
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