Doce años de trabajo (1982 – 1984) y
siete volúmenes comprenden el total de este manga,
una de las obras maestras del género, nacida de la pluma del
aclamado Hayao Miyazaki, alma mater del Studio Ghibli de
animación, ganador de un premio Oscar por El viaje de Chihiro
y lugar de nacimiento de Porco Rosso o Mi vecino Tororo,
entre otros.
Sin embargo, mi primer
contacto con esta obra fue a través de su adaptación
cinematográfica -realizada en 1984 por el propio Studio Ghibli, por
supuesto-, la cual comprendía sólo los primeros tomos del manga
y por lo tanto presentaba una historia mucho más resumida y un final
distinto -aunque queda claro cual era la intención del autor para
darle final a la obra ya que guarda muchas similitudes con el final
del manga, el cual
llegaría 8 años después-. Ya siendo pequeño me quedé cautivado
con la historia, la sorprendente animación -es increíble que 30
años después su calidad sea muy superior a producciones animadas
actuales-, la acción, los personajes y ese profundo mensaje
ecologista y de respeto por la naturaleza que emana de toda la saga
-y de toda la obra de Miyazaki, en general-.
El autor |
Tanto
anime como manga
nos presentan un mundo que ha sido arrasado por los llamados “Siete
Días de Fuego” en el que los descendientes de ese cataclismo
luchan por sobrevivir ante las selvas de hongos venenosos que avanzan
sin control, protegidos estos bosques nocivos por unos temibles
insectos gigantes llamados Ohm.
Los humanos se han organizado en nuevos reinos y comunidades,
tratando de recatar tecnología perdida del pasado y adaptarse a las
nuevas condiciones.
Mil años después de la hecatombe que puso fin a
la civilización, en un pequeño rincón, existe el pequeño reino
del Valle del Viento, llamado así debido a que la brisa marina lo
mantiene limpio de esporas. Su heredera es la Princesa Nausicaä
-nombre inspirado en la
princesa de los feacios que ayuda a Odiseo en su periplo-,
una muchacha valiente y de noble corazón que es la mejor piloto del
reino, siendo temible a los mandos del gunship,
una antigua nave de combate que es el gran tesoro del reino y que
mantienen
a los enemigos a raya. No es
de extrañar que la nueva heroína de la saga Star Wars, Rei, haya
sido creada con la Princesa del Valle del Viento como inspiración
“no oficial”.
Muchos fans se hicieron eco de este parecido |
Sin
embargo, las ambiciones de los demás reinos humanos harán estallar
la guerra por todas partes, y las llamas del conflicto llegarán
hasta este apacible lugar, obligando a Naussicaä y a sus amigos a
emprender una peligrosa aventura para tratar de ponerle fin, más aun
cuando sus enemigos se disponen a despertar a uno de los
Dioses-Guerreros, una gigantesca bio-máquina humanoide responsable
de los mencionados “Siete Días de Fuego”, y que representan el
temible poder destructivo de las bombas atómicas y la radiación.
Azotados por la guerra, los
Ohm se han lanzado también a una enorme migración en masa que
arrasa todo a su paso; la naturaleza se defiende como puede. ¿Qué
habrá detrás de todo esto?, ¿podrá alguien poner fin al
conflicto?
Mi Tesoooooroooo.... bueno, de mi novia... |
La
adaptación animada pasa de puntillas por el conflicto, mostrándolo
de forma muy resumida, mientras que en el manga, los protagonistas
van continuamente de un reino a otro, de una localización a otra,
perseguidos por la guerra, la destrucción y sus enemigos, haciendo
la narración un poco confusa y farragosa en algún momento con tanto
nombre, tanto viaje y tanto gobernante y personaje secundario.
El temible Gunship |
Y es
que, señores, yo me quedo con la adaptación anime.
Que es cierto que ignora más de la mitad de los sucesos del manga,
donde la historia es mucho
más dramática, más compleja y más épica, pero aun así es capaz
de contarnos lo mismo y trasmitirnos su mensaje en un par de horas. Y es sin contar la hermosa banda sonora de Joe Hisaishi. Recientemente, esta película fue
re-estrenada en algunos cines y no dudé en volver a disfrutarla una
vez más.
Nausicaä y su maestro |
Ya os acerquéis al
manga o al anime
estaréis ante obras cumbre en cualquiera de sus dos géneros,
cargadas de gran sensibilidad, repleta de temas adultos y de valores
positivos para niños y mayores. Eso sin contar que el apartado
técnico en ambas es sobresaliente pese a las tres décadas
transcurridas.
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