Slam Dunk es un manga (comic japonés) de temática deportiva
publicado durante los primeros años de la década de los 90. Lo que
quizás llamó más la atención es que está dedicado a un deporte
no demasiado popular en Japón: el baloncesto.
Normalmente, los
mangas deportivos trataban sobre béisbol (“Bateadores”) o fútbol
(“Campeones: Oliver y Benji”, “Supergol”). El propio autor
(en esos momentos un casi desconocido) tuvo que pelear con las
editoriales para que diesen luz verde a un comic que por su temática
pensaban que tendría poco tirón. Y vaya si se equivocaron.
Hoy día Slam Dunk ha vendido más de 120 millones de ejemplares y
hasta hace poco ha sido el manga más vendido de toda la historia de
Japón. Cuando llegó a los 100 millones de ejemplares, los
periódicos de tirada nacional editaron posters conmemorativos con
los protagonistas de la obra.
Takehiko Inoue es ya uno de los dibujantes más famosos de la actualidad,
considerado por muchos- yo entre ellos- el mejor de todos los que aun
siguen tras el lápiz. Quizás a alguno le pueda sonar el nombre por
mi reseña en Hislibris sobre su obra “Vagabond”, la cual trata
sobre la figura de Miyamoto Musashi.
Pues bien, decir que Slam Dunk es un gran manga que hace
corresponder con calidad de dibujo e historia las cifras que lo
avalan. Aunque posee algunos de los tópicos de los mangas deportivos
–partidos complicados, entrenamientos milagrosos, rivales casi
invencibles....- el corte es bastante realista.
Su protagonista, Hanamichi Sakuragi, es un pandillero problemático
que ingresa en el equipo de baloncesto sólo para impresionar a una
chica.... que resulta ser la hermana del capitán del equipo.
Sakuragi no es precisamente el arquetipo de los mangas
deportivos: un muchacho con una habilidad sobrehumana, mucho mejor
que sus compañeros y del que dependen siempre todos. No. De hecho,
comienza siendo bastante malo, aunque su altura y su gran condición
física pronto lo van haciendo destacar en tareas defensivas y en
algunas otras jugadas, ya que es capaz de realizar un mate. Un “Slam
Dunk”. Pero en este manga, todos los miembros del equipo son
importantes, y la mayoría de ellos mejores que el protagonista. De
hecho Sakuragi no anota ni un punto en sus 4 primeros partidos
oficiales y es expulsado en todos ellos por su forma de jugar tan
brusca, y a veces falla jugadas cantadas que rozan el ridículo.
A través de los 31 tomos (o 23 si seguimos la nueva colección
reeditada con las primeras páginas a color y en un tomo de mayor
tamaño) veremos a Sakuragi y sus compañeros enfrentarse a
problemas personales, a sus exigentes entrenamientos y a la disputa
del torneo intercolegial de la región, donde los dos primeros
clasificados pasan a jugar el torneo nacional, cosa que el Shohoku
–su instituto- nunca ha conseguido.
Es increíble como el autor es capaz de narrar en sus viñetas un
partido de baloncesto y tenerte en vilo mientras las lees y
contemplas sus excelentes dibujos, llenos de acción y dinamismo. En
más de un momento me he sorprendido gritando “¡SIII!”, cuando
los protagonistas encestaban alguna canasta importante. Y en un
momento casi se me saltan las lágrimas. Realmente tiene mucha garra
y es muy emotivo; es muy difícil no coger cariño a todos los
integrantes del equipo.
Interesante es también que el entrenador del Shohoku nos cuente una
historia sobre cuando era entrenador universitario y un jugador suyo,
el mejor de su época, decidió irse a Estados Unidos. Y allí
descubrió que ser el nº1 en Japón no significaba nada y que su
nivel estaba muy por debajo del de los estadounidenses. Vamos, que
por muy buenos que nos parezcan o se crean los protagonistas... no
son superhombres.
Incluso el final de la obra se aparta de los convencionalismos del
manga deportivo y, aunque me gustó mucho, quizás habría estado
mejor dedicarle algo más de espacio: Está muy bien pensado pero le
falta algo de intensidad. Es el único pero que le pongo a un manga
excelente, repleto de humor, acción y canastas a raudales.
Si os gusta el baloncesto, o el deporte en general, esta es vuestra
obra. Leedla, que no os arrepentiréis.
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