Inauguramos hoy en el blog la sección de entrevistas, arrancando con este jugoso cuestionario que muy amablemente nos ha respondido Yeyo Balbás, colaborador habitual de la revista de historia militar Desperta Ferro e ilustrador especializado en recreación histórica. Sus dos novelas, Pax romana y Pan y circo, están ambientadas en los comienzos del principado de Augusto y, por tanto, tienen como escenario la transición política de la república al Imperio.
La primera parte, Pax romana, se desarrolla en el año 25 a.C., en el norte de Hispania, durante el transcurso de las Guerras Cántabras. Es una novela de aventuras de ambientación militar, que narra las aventuras de Marco Vitruvio Rufiano, ingeniero militar de la Legión IX Hispana, y sus compañeros de contubernio. Las intrigas con la sociedad de publicanos que abastece a su unidad, y su lucha con el líder de la insurgencia cántabra llamado Corocuta, hacen que Fanio Cepión, el legado de su legión, trate de asesinarles en el transcurso de una misión. Tras ver morir a varios compañeros, Marco y sus contubernales realizarán una devotio, un ritual sobre la espada en el que juran vengarse de los responsables. A causa de ello, acaban trabajando como speculatores, agentes secretos al servicio de Tiberio Claudio Nerón.
Pan y circo tiene lugar dos años después, en la bahía de Nápoles y en la capital del imperio. Augusto está gravemente enfermo, de modo que Marcelo y Agripa se disputan la sucesión. El más joven ha de ganarse el favor del pueblo, y para ello dilapidará su fortuna en una sucesión de juegos y espectáculos. Mientras tanto, una severa sequía en todo el Mediterráneo hace que el trigo escasee, y el suministro de grano a la capital corra un grave peligro; los repartos gratuitos entre la plebe y los espectáculos son los pilares que garantizan el favor popular. Marco ha de infiltrarse en la escuela de gladiadores de un senador llamado Licinio Varrón Murena que, junto a Fanio Cepión, su antiguo legado, planean una conspiración para asesinar a Augusto. Esto le hace implicarse en una conjura que deambulará entre los bajos fondos de la urbe y la arena de los anfiteatros, para desbaratar los planes de los conspiradores y lograr su venganza.
Pasemos ahora a la entrevista:
Creo que la antigua Roma nos fascina tanto porque era una sociedad muy distinta y, a la vez, muy semejante a la nuestra. La cultura grecorromana forjó los cimientos del arte, la filosofía y el pensamiento político del mundo occidental, y en España el latín supone la base de nuestra lengua; es decir, de los distintos idiomas ibéricos, salvo el vasco. A pesar de su lejanía en el tiempo, se trata de un periodo bastante bien conocido y, gracias a la arqueología, podemos otorgar un rostro a los grandes personajes de la época, e incluso pasear por algunas ciudades realmente bien conservadas. Por último, Roma posee un enorme potencial narrativo para crear historias repletas de pasiones e intrigas.
2. “Pan y circo” nos muestra un Imperio romano donde gobernantes corruptos muy alejados de los problemas del pueblo tratan de mantener a la plebe tranquila con fastuosos espectáculos públicos y comida gratis. En muchos aspectos, la frase de Juvenal “Hace ya tiempo, desde que los votos a nadie vendemos que hemos abandonado nuestros deberes, pues el que antaño otorgaba gobierno, fasces, legiones, todo hoy se coarta a sí mismo y solo dos bienes se desean con ansia: pan y juegos circenses.” parece seguir vigente hoy día. ¿Crees que esto es así? ¿Buscabas de alguna forma hacer algo de crítica social actual?
Realizar paralelismos entre nuestra sociedad actual y otras del pasado es siempre algo espinoso, pues resulta muy fácil caer en el «presentismo» e interpretar ese pasado en función de nuestros parámetros culturales modernos, lo cual supone desvirtuarlo. Sin embargo, es indudable que existen una serie de fenómenos y dinámicas sociales que permanecen constantes a lo largo del tiempo; entre ellas, se encuentran las herramientas que ha empleado el poder para distraer a la atención pública de los problemas sociales y políticos.
Los deportes son una actividad sana. El problema comienza cuando se convierten en un espectáculo que acapara la atención pública, y los éxitos deportivos inflan el orgullo patrio hasta el extremo de ocultar los fracasos económicos y sociales de un país. Somos una sociedad muy conformista, en la que las únicas metas del ciudadano de a pie son mantener un modo de vida consumista, ir a playa en agosto y que su equipo gane los domingos. Los espectáculos y los programas «del corazón» son los responsables de que gran parte de la ciudadanía viva sumida en distracciones banales, como la vida, obra y milagros de una chusma analfabeta ejemplarizada en Belén Esteban. Por el contrario, antes de crear eruditos sumidos en un mundo ajeno al real, la Historia y las humanidades nos permiten comprender los mecanismos que rigen la sociedad en la que vivimos.
3.¿Qué crees que es más importante para el novelista histórico: Una formación humanística y un buen dominio de aquello sobre lo que va escribir o bien soltura a la hora de usar el lenguaje y construir la novela?
Una novela histórica es ante todo literatura, y por tanto el autor ha de ser capaz de escribir una buena obra de ficción, tanto a nivel literario como narrativo. Sin embargo, cualquier narración exige un profundo conocimiento de un lugar y un entorno social específico, no importa que se trate del Berlín actual o de la Atenas de Pericles. Se habla sobre la «documentación» como si fuera una necesidad exclusiva del género histórico y no es así. Lo único que cambia sustancialmente en la novela histórica es el modo de obtener esos conocimientos. Herman Melville trabajó durante años en un ballenero y eso le permitió escribir Moby Dick sin necesidad de abrir un libro. Miguel Delibes poseía un profundo conocimiento del mundo rural español de su época y por ello fue capaz de retratarlo como nadie. Sin embargo, el único modo de conocer la sociedad de hace veinte siglos es a través de cientos de horas de lectura, a lo que hay que sumar, al menos en un marco ideal, visitar los lugares donde se desarrolla la acción y hablar con gente que hoy pueda tener un bagaje y experiencia similares al de nuestros protagonistas.
4. ¿Cuál es el tiempo que puedes pasar documentándote para tus novelas? ¿Qué es más importante en una novela histórica: La Historia o la historia?
Hay novelas que, a causa de sus características, requieren menos trabajo de documentación que otras. Por ejemplo, si la acción se desarrolla sólo en una aldea, o se limita a un entorno social muy restringido. Una novela histórica de tipo intimista, en la que lo «histórico» es sólo un marco de ambientación para el argumento, no exige tanta labor documental. En la medida en la que la obra posee más localizaciones, y pretende retratar distintas culturas, estamentos o ámbitos sociales, el trabajo de documentación se incrementa.
En mi caso, la documentación ralentiza considerablemente el proceso de escritura, incluso cuando abordo temas que ya conozco. Es difícil precisar cuánto tiempo me lleva, aunque para mis dos primeras novelas tuve que leer más de centenar de obras en inglés y castellano. Respecto a qué es más importante, si la Historia o la historia, lógicamente lo es esta última.
5. ¿Crees que para escribir novelas de corte militar es importante que el escritor se acerque a los grupos de recreación histórica para saber que se siente vistiendo las armas y armaduras de la época, para verse al menos en el fragor de alguna batalla simulada y poder describirlo luego en la novela “de primera mano”?
El primer capítulo de Pax romana lo escribí poco después de participar en la recreación de la batalla de Hastings que tuvo lugar en 2006, en la que participamos más de tres mil aficionados a la historia medieval y antigua. Fue una experiencia inspiradora, pues me permitió sentir, hasta cierto punto, cómo debía de ser una batalla «desde dentro». Esa perspectiva era coherente con la de mis dos novelas, que tratan de reflejar la vida de la gente común de la época, y no sólo la de «los grandes protagonistas de la Historia».
Un problema añadido, al escribir una novela histórica, es que la tecnología de épocas preindustriales difiere considerablemente de la moderna. Sabemos conducir un automóvil, pero no todo el mundo sabe montar a caballo; es fácil conocer el uso de un arma de fuego, pero no lo es tanto tener cierta experiencia en esgrima; la forma de la ropa de estas épocas difiere bastante de la moderna, etc. La ausencia de descripciones sobre esos detalles normalmente trae consigo que la ambientación resulte menos vívida o que se desarrolle en una especie de limbo indefinido. La forma de vestir, o el tipo de casa donde alguien vive, dice mucho sobre un personaje, y son un recurso habitual en narrativa; renunciar a ese tipo de descripciones hace que, a nivel literario, la novela se resienta.
He sido recreacionista desde 1996, además de practicante de artes marciales y esgrima histórica, lo cual me ha permitido aprender sobre el uso práctico del armamento de la Antigüedad y el Medievo. Trato de crear escenas de lucha vívidas, que vayan más allá de vagos tópicos sobre el entrechocar de las armas o descripciones «a vista de pájaro» de batallones que flanquean al enemigo. Intento centrarme en el mundo interior de los personajes, en lugar de describir acciones. En el fondo, un combate no es sólo una cuestión de físico y técnica: ante todo, es un conflicto de motivaciones, personalidades y actitudes.
6. Eres miembro del grupo de recreación “El Clan del Cuervo”. Cuéntanos algo sobre él.
El grupo fue fundado en 2001, aunque algunos integrantes tenemos una dilatada experiencia previa, en mi caso dentro del ámbito romano. Actualmente recreamos dos periodos históricos: la época visigoda durante la transición del siglo VI al VII, y la segunda mitad del siglo XI ibérico, la época del Cid. Además de demostraciones, charlas y talleres por toda la geografía española, participamos en al menos un evento anual en el extranjero. A lo largo de los últimos años, nuestro trabajo se ha centrado en los documentales, como 778 La Chanson de Roland, sobre la batalla de Roncesvalles. Nuestro proyecto más reciente ha sido una producción para el Canal de Historia, que se estrenará en abril de este año y sobre la que no podemos entrar en detalles. En el 2013 también hemos coproducido un documental sobre recreación histórica, titulado Viaje al pasado, y colaborado en otro sobre el monasterio de Santo Toribio de Liébana. Hace un par de años, escribí el guión para un documental sobre la batalla de las Navas de Tolosa, que no pudo salir adelante por falta de financiación, aunque rodamos un teaser.
Creemos que este tipo de proyectos audiovisuales son un medio idóneo para nuestra labor de divulgación histórica, pues son actividades que adquieren una mayor difusión que un simple evento de recreación. Gracias a nuestra experiencia en cine y televisión (en mi caso, además he dirigido y escrito varios cortometrajes y vídeos industriales) consideramos que podemos aportar tanto rigor histórico como una dirección artística creíble.
7. Y ya de paso, háblanos de tu siguiente novela, que lo poco que hemos podido saber es que está ambientada en la España altomedieval.
Describe el fin del reino visigodo y la conquista islámica de la península ibérica. En los últimos años, ha habido importantes avances en nuestro conocimiento sobre 711 y se han publicado varias obras de gran interés. Es un acontecimiento muy poco conocido, a pesar de su importancia en la historia española, que además está muy politizado y repleto de mitos. Mi intención es escribir una nueva serie de novelas (al menos dos, tal vez una trilogía) que muestre, desde una perspectiva geográfica bastante amplia, unos sucesos trascendentales que tuvieron lugar durante las tres primeras décadas del siglo VIII. Un momento histórico de gran importancia, en el que se conformaron dos de las grandes civilizaciones actuales: Occidente y el mundo islámico.
8. ¿Tienes planes de volver a escribir sobre el Imperio romano?
En cierto modo no he dejado de hacerlo, pues parte de la acción de estas novelas transcurrirá en el Imperio Romano de oriente. Una sociedad que, pese a hablar griego, conservaba buena parte de las instituciones imperiales, y cuyos habitantes se consideraban «romanos».
9. Una sobre gustos: Tus tres libros favoritos, tus tres películas favoritas y tus tres grupos musicales o discos favoritos.
Es bastante difícil responder a este tipo de preguntas, pues soy una persona de gustos bastantes variados y tengo la sensación de ser injusto al elegir a una obra por encima de otra. Respecto a las películas, me quedo con Blader runner de Ridley Scott, Sin Perdón de Clint Eastwood y Apocalypse Now de Francis Ford Coppola. En lo tocante a la música, elegiría el «álbum negro» de Metallica, Alchemy de Dire Straits y Cowboys from hell de Pantera. Seleccionar sólo tres libros de mi biblioteca me resulta mucho más arduo; aunque empezaría con El Camino de Miguel Delibes, El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien o Alatriste de Pérez-Reverte.
Pues esto es todo. Nos despedimos de Yeyo agradeciéndole de nuevo su tiempo y su esfuerzo, esperando poder leer pronto su nueva novela y deseándole toda la suerte del mundo con ella.
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