Bienvenidos
al Salvaje Oeste. Corre el año 1876 y en las fronteras de Dakota del
Sur, en un territorio aun salvaje y no explorado, casi fuera de sus
propias fronteras, hay oro. Atraídos
por la noticia, decenas de peregrinos van llegando al lugar y poco a
poco surge el pequeño pueblo de Deadwood, el cual vemos crecer a lo
largo de toda la serie.
Que
nadie piense que al ser una serie del Oeste trata sobre vaqueros,
forajidos e indios. No.
Deadwood
es el nombre del pueblo, y la serie narra la historia de sus
habitantes y por lo tanto la del propio pueblo. Y lo más curioso es
que está basada en hechos reales (algunos adornados o estirados para
la ocasión, pero con cierta base histórica). Personajes como Wild
Bill Hickok y su amigo Charlie Utter, Calamity Jane, el Sheriff
Bullock, el despiadado Al Swearengen y muchos otros existieron
realmente.
Y es que
la serie presenta un gran reparto coral y fluye a modo de novela-río,
con unos personajes principales y decenas de secundarios que toman
protagonismo en algunas ocasiones. Todos memorables y realmente
buenos. Difícil es que no te caigan simpáticos varios personajes,
pues hay muchos donde elegir.
La serie
comienza con las tensiones entre el sheriff Bullock y Al Swearengen,
propietario del Gem Star, el salón local. Y es que en una región
tan apartada es muy difícil mantener la ley y allí impera la del
más fuerte y astuto. Y a eso no le gana nadie al viejo Al y a su
fiel cuchillo. Aquél que lo enfada o traiciona acaba sirviendo de
comida a los cerdos del señor Wu, jefe de la comunidad china del
pueblo (atención a este personaje y sus desternillantes intentos de
hacerse entender por Al y sus secuaces en más de un episodio).
La serie
es cruda en cuanto a su lenguaje, plagado de tacos y de comentarios
soeces, en sus escenas, tanto violentas como de sexo, y con un guión
realmente duro, donde no siempre ganan los buenos y donde esos buenos
a veces no lo son tanto y los malos parecen menos malos.
Y es que
conforme la serie avanza y un nuevo local de juego y chicas es
abierto en Deadwood, con un propietario aun más peligroso que Al
Swearengen, éste y el sheriff deben incluso trabajar juntos para
equilibrar las fuerzas en Deadwood.
Crímenes,
peleas, el día a día en la frontera, relaciones personales, todo
cabe en esta magnífica serie con no menos mejores actores: Ian
McShane interpeta a Al Swearengen, Timothy Olyphant al estirado
sheriff Bullock, Keith Carradine como Wild Bill y así podría seguir
en un plantel de lujo que se mueven en un pueblo del Antiguo Oeste
recreado al completo para la serie, y con un maquillaje y unas
caracterizaciones asombrosas.
Diálogos
excelentes, gran ritmo narrativo y un esquema temporal en el que cada
capítulo es un día particularmente importante en la historia del
pueblo, junto a sus sólidos guiones y personajes, la hacen una de
las mejores series de su cadena, la HBO, la cual se distingue por la
calidad de éstas. Obtuvo una audiencia notable y varios premios
pero, al igual que pasó con otra serie similar de la cadena (Roma),
los costes de rodaje se disparaban y fue cancelada en su tercera
temporada. Se anunció su cancelación a mitad de temporada y sus
últimos episodios fueron re-escritos por el propio creador, David
Milch, para poder darle al menos un final. Un final duro y frío, sin
piedad, como los habitantes del pueblo. Unos habitantes que se mueven
siempre al filo de la navaja, entre el bien y el mal, lo moral y lo
malvado. Siempre eligiendo un mal menor.
Poco a
poco, incluso Al Swearengen no nos parece tan malvado, pese a todas
las tropelías cometidas, pues siempre vemos que hay gente con menos
escrúpulos que él y a los que sólo preocupa su riqueza.
Se
rumoreó que la HBO produciría dos telefilms para rematar del todo
la serie pero finalmente los decorados fueron demolidos y simplemente
la cadena creó un documental incluido en la edición en DVD de la
tercera temporada que contaba la historia de los personajes más allá
de esa temporada.
Posiblemente
no sea una serie para todos los públicos, gustos o estómagos, pero
sin duda merece ser vista por aquellos suficientemente duros y con lo
que hay que tener para visitar sus polvorientas calles. Cuidado con
lo que encontrareis.
Estáis
avisados, forasteros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.